Qué nos define

Llevo 37 años trabajando en KAMAX. Comencé mis prácticas como empleada industrial en 1986. Después de las prácticas, fui empleada en el taller de mantenimiento. Fue una época en la que todavía había tarjetas de comida y fichas de control horario. Pero también fue una de las mejores épocas. Todavía recuerdo que las máquinas siempre se apagaban al mediodía el último día antes de Navidad y cómo celebrábamos las fiestas juntos en la planta.

Desde entonces, he seguido mi propio camino en KAMAX. Antes de pasar a gestión de calidad en 2006, ayudaba en el taller de matricería y era parte del equipo de mantenimiento. Tuve la suerte de conocer a la hija de nuestro fundador, Eugenie Burgholte-Kellermann. Hizo mucho por las mujeres de la empresa en ese momento, y siempre estaba disponible para nosotras.

En general, siempre sentí un increíble espíritu de equipo entre mis compañeros. En la fiesta antes de mi boda, parecía que la mitad de la empresa estaba allí. La solidaridad sigue presente y es lo que me motiva todos los días. Al mismo tiempo, en mi trabajo actual en calidad, casi todos los días me espera un nuevo reto: nunca sé exactamente lo que va a pasar. Disfruto mi de trabajo todos los días y es gracias a la combinación de todas estas cosas.

Han pasado 23 años desde que Jan Urbanec se unió a KAMAX como especialista de máquinas HNM. Los líderes de grupo de la segunda operación recuerdan esa época: “El señor Urbanec es uno de los que ayudó a establecer el departamento. Cuando se crea algo nuevo, es importante sentar las bases y ver qué tipo de personas están involucradas. Gracias a colegas trabajadores y hábiles como el señor Urbanec, esa operación secundaria sigue en excelentes condiciones, incluso después de tantos años. Siempre que fue necesario, vino, hizo el cambio, ajustó la máquina y todo funcionó sin problemas”.

Lo que es más admirable aún es que se jubiló oficialmente hace 13 años, pero decidió quedarse en KAMAX. Jan Urbanec (74 años) recuerda su trabajo: “Recuerdo con nostalgia los años en KAMAX. Siempre disfruté trabajando en operaciones secundarias. No puedo quejarme de nada. Nunca tuve problemas con nadie, y cuando había un contratiempo en la producción, siempre lo comentábamos con el jefe de turno. Nunca sentí que no nos apoyaran. Al mismo tiempo, había un clima de trabajo excelente en la planta de producción. Siempre encontrábamos la oportunidad para divertirnos con nuestros colegas y aportar otras ideas. Nos hacíamos bastantes bromas. Recuerdo que alguien pintó los botones de mi máquina y acabé con las manos completamente pintadas de azul”.

“Siempre disfruté trabajar aquí. Se te ocurren nuevas ideas, sales a tomar cerveza con amigos después del trabajo y sabe completamente diferente”. Con el paso de los años, había mucho por hacer, y levantarse por las mañanas se volvía cada vez más difícil. Por eso el señor Urbanec decidió finalmente retirarse. Deseamos al señor Urbanec que prospere, que su salud le acompañe y que pueda dedicarse el mayor tiempo posible a lo que tanto le gusta: pasear por el bosque y recoger setas.