DESDE LAS PLANTAS

“No ganamos dinero si la producción no funciona”

Nuestra sede original en Osterode (Alemania) ha tenido dos años muy intensos y exigentes para el equipo que trabaja allí: traslados de maquinaria, pérdidas de producción y muchas horas de trabajo extra. A pesar de la difícil situación, nuestra planta también ha conseguido una serie de éxitos, como la drástica reducción de la cartera de pedidos pendientes y la adopción de una nueva gestión del taller.

Sin un proceso productivo que funcione bien, es difícil que una empresa pueda ganar dinero. Es el corazón de toda empresa, y un buen funcionamiento de la producción es esencial para el éxito comercial. Por eso no debería sorprendernos que muchos de nuestros establecimientos se esfuercen por adaptar sus procesos de producción. El equipo de Osterode ha trabajado duro en este sentido, y no sólo ha conseguido eliminar prácticamente todo el trabajo pendiente, sino que también ha aplicado medidas adicionales para consolidar este éxito.

Entre ellas, la introducción de una estricta rutina de reuniones. Estas reuniones ofrecen la oportunidad de revisar la situación actual y abordar rápidamente cualquier problema, así como de comunicar eficazmente los objetivos de producción.

Todos en el mismo barco

El ritmo de trabajo es rápido: 8:00 a. m. conformación en frío, 8:20 a. m. tratamiento térmico, y de ahí directamente al tratamiento superficial; 8.40 a. m.: roscado, 9.00 a. m.: ronda por la fábrica. A las 9:20 a. m, todo el mundo sabe lo que ha pasado el día anterior y lo que se espera para ese mismo día. Las reuniones “TOP 15” y “TOP 20” de la planta de Osterode siguen un plan estricto. ¿Desviaciones o periodos de inactividad? Nada de eso. Si falta alguien, alguien más ocupará su lugar. Todas las mañanas, entre cinco y ocho personas se reúnen en la planta con sus auriculares, y sus compañeros de la administración participan in situ o en línea desde sus oficinas. Temas por debatir: las cifras clave, las experiencias del día anterior, los objetivos del día y las medidas concretas que deben tomarse para alcanzarlos. Lo importante es que siempre haya un responsable de cada medida.

Así lo explica el director de planta, Sebastian Glasl: “Participan nuestros colegas de todas las áreas: mantenimiento y planificación, cadena de suministro y programación de herramientas, jefes de grupo y directores de planta”. Esto permite tomar muchas decisiones directamente en el taller. Glasl explica cómo funciona en la práctica: “Hace poco se averiaron tres máquinas y no había personal de mantenimiento suficiente para reparar las tres al mismo tiempo. Para solucionarlo, decidimos conjuntamente qué máquina debía tener prioridad”. Si hay dudas sobre cuándo se va a entregar una herramienta concreta, nuestros colegas de programación estudian el asunto y luego transmiten esta información al grupo. Al mismo tiempo, el sistema conserva la capacidad de hacer frente a problemas graves. Glasl: “Nuestros colegas que trabajan en las máquinas pueden ver que las mismas personas están presentes a la misma hora todos los días y se ocupan de los asuntos que les importan: esto genera confianza”.

Aún falta camino por recorrer

El equipo directivo se reúne de nuevo a las 3:00 p. m. para tratar asuntos urgentes, lo que garantiza el compromiso. Glasl: “Si sé que alguien va a preguntar sobre algo después, no puedo no ocuparme”. Osterode lleva siguiendo esta rutina de reuniones hace aproximadamente un año y medio, y aunque muchas cosas funcionan mucho mejor que antes, todavía no es perfecta. Aún queda mucho por aprender. Glasl lo resume muy bien: “No ganamos dinero si la producción no funciona, y por eso tenemos que seguir así”.

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