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Vladimír Košíček y el presidente checo Miloš Zeman con un tornillo durante su visita a Turnov

“No solo soy capitán de mar en calma”

Vladimír Košíček ha sido director de planta en Turnov durante más de un cuarto de siglo y la ha convertido en la planta más fuerte económicamente de todo el grupo KAMAX. Ahora, tras 27 años con KAMAX en la República Checa se retira para disfrutar de una merecida jubilación. Charlamos con él sobre las dificultades de los primeros años,la toma rápida de decisiones, la vieja escuela y entrañables fiestas navideñas.

¿Qué es lo primero que se le viene a la mente si piensa en su carrera en KAMAX?

Yo siempre he estado motivado por el hecho de que somos una empresa familiar con una atmósfera especial y por las expectativas de construir algo fundamental. Recuerdo que pusimos en marcha la producción en Turnov con máquinas que se habían descartado en Alemania. Mi primera oficina era solo una casucha de madera. Y, sin embargo, conseguimos a nuevos clientes para todo el grupo que no habían trabajado antes con nosotros y que colaboran con nosotros desde entonces como es el caso de Continental.

El lugar donde todo comenzó: instalaciones de la planta de Turnov en los noventa

¿Por qué decidió unirse a nosotros entonces? ¿Qué le convenció?

Recuerdo muy bien cómo tomé la decisión. En ese momento, se me había ofrecido también un puesto en otra compañía internacional, pero me atrajo la profesionalidad y la actitud de los directores de ese momento. El proceso de selección se llevó a cabo en cinco fases y, en la última ronda, fui recibido por Eugenie Burgholte, la hija del fundador Rudolf Kellermann, junto con otros miembros del consejo ejecutivo. Ellos me convencieron con su actitud, por lo que quise trabajar con KAMAX.

¿Cómo consiguió hacer que nuestra planta checa fuera tan excepcionalmente bien? ¿Cuál es su receta de éxito?

Rodearme de las personas adecuadas que aprecian la compañía como lo hago yo y están obsesionadas con el trabajo. Yo hablo todos los días con empleados nuestros de todos los niveles y visito los talleres regularmente. Esto me recuerda el estilo del fundador de la compañía, Rudolf Kellermann. Es interesante ver cómo la compañía ha avanzado tecnológicamente desde entonces, aún así, la base del éxito está principalmente en trabajar con personas, y eso no ha cambiado.

¿Cómo es su día de trabajo habitual?

El día comienza realmente a las 6:15 h en la planta y allí es donde estoy todo el día. Doy una vuelta por la planta y me reúno brevemente con los departamentos de Calidad, Logística y Producción, y luego con los demás. Una buena comunicación es lo más importante y eso apenas se lleva 20 minutos si todos están bien preparados. Solo se toman decisiones, nada de cháchara sin resultados. Yo soy de la vieja escuela y, a veces, un poco mandón (se ríe).

¿A qué le suele prestar especial atención en su puesto como director de planta? ¿Qué caracteriza a su estilo de gestión?

Por supuesto, mi objetivo siempre ha sido garantizar que se obtengan buenos resultados y que se cumplan los indicadores clave de rendimiento (KPIs) para seguir mejorando y avanzando. Además, yo quiero empleados que disfruten de su trabajo y tengan la oportunidad de implicarse en lo que ocurre en la compañía para comprender y participar en la toma de decisiones.

¿Cuál ha sido su mayor éxito?

Un equipo motivado y satisfecho con la mínima fluctuación. La excelente reputación como empresa para la que trabajar y la imagen de KAMAX en nuestra área de influencia. De hecho, según el gobierno de la región Liberec, estamos entre los primeros puestos. Y, cómo no, los Premios KAMAX fueron también una gran motivación para mí. Nuestra planta ha sido premiada regularmente en varias categorías desde 2015 por los resultados obtenidos.

¿Cuál ha sido el momento más divertido, absurdo o extraño que ha vivido durante toda su carrera en KAMAX?

Las entrañables fiestas navideñas y las jornadas de familia con el buen ambiente que se respiraba. Las tengo muy grabadas en la memoria. Antes de la pandemia del Covid, las solíamos celebrar todos los años y reuníamos siempre a más de 100 empleados. Recuerdo una en la que Martin Cerny, vocalista de una banda tributo de Rammstein, compuso y cantó una canción junto con los compañeros del trabajo. Ahí suelen caer también algunas cervezas (se ríe). Celebraciones maravillosas en las que todo sale bien.

¿Qué consejo le daría a los empleados de Turnov y de todo el mundo para seguir teniendo éxito?

Es importante que la gente tenga la posibilidad de autorrealizarse, los puestos directivos están ocupados por las personas más motivadas que, con su entusiasmo por la causa, son el motor del desarrollo continuo de la compañía. En los procesos de selección, especialmente para los cargos directivos, es muy importante incluir a candidatos internos que conozcan nuestro know-how y, a la inversa, que nosotros también los conozcamos a ellos.

Iniciadas y desarrolladas por Vladimír Košíček: las dos plantas Vesecko (arriba) y Nudvojovice (abajo) en la planta de Turnov

Ahora pasa el testigo de la dirección de la planta a la próxima generación y usted mismo promovió a su sucesor. ¿Qué legado le gustaría dejar a Tomáš Hájek?

A mi ahijado profesional - en sentido figurado - le deseo todo lo mejor. Que él, junto con los demás, sean capaces de convertir nuestro tren expreso Turnov en un Shinkansen [nota de la redacción: tren japonés de alta velocidad con una velocidad máxima de 320 km/h].

¿Se va a dedicar ahora en su jubilación solo a su bicicleta de carreras y a sus nietos o se ha marcado ya algunos objetivos para los próximos años?

Aún no he tenido tiempo de pensar en eso, ya que estoy muy ocupado. Pero, lo cierto es que, para mí, la familia es esencial. Si no fuera por el ambiente que nuestros hijos, y ahora los nietos, han creado, no podría desempeñar mis responsabilidades con tanta dedicación. Le debo mucho a mi familia. Y, en especial, tengo que dar las gracias a mi esposa por sus consejos y su apoyo. Sin ella, nunca habría podido llegar tan lejos. Ella es quien gestiona toda la familia y lo hace siempre perfecto . Cuando llego a casa, siempre hay buen ambiente y eso es muy importante para mí. A veces, llego a casa y no estoy de buen humor. Así son las cosas (se ríe). No solo soy capitán de mar en calma. Cuando ella me ve la cara, sabe exactamente qué me pasa. Y cuando ya llevo un rato cerca de ella, enseguida recupero el buen humor.

Todo KAMAX le da las GRACIAS. ¡Muchas gracias por 27 años de compromiso inquebrantable con nuestra compañía!

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KXpress